Desde principios de 2022 que se desarrolla el PTI Arrocero, el cual beneficia a alrededor de 300 productores de arroz de la región del Ñuble a través de capacitaciones y tecnología.
En dos palabras se pueden resumir los objetivos del PTI Arrocero que se está llevando a cabo entre los productores de San Carlos y Ñiquén, comunas de la región del Ñuble: productividad y sostenibilidad. La escasez de agua, los niveles bajos de producción, las mejoras en el manejo del cultivo, poco acceso a maquinaria y escases de mano de obra fueron algunas de las brechas que se identificaron en el momento que se comenzó a gestar este programa.
A principios de este año Aimé Mariangel, gestora del PTI comenzó su trabajo en terreno para conocer a los productores, sus necesidades y para identificar dónde se debe poner énfasis y qué proyectos realizar.
También se ha contactado con varios actores del rubro, ya que necesita de su apoyo para que los beneficiarios del PTI se entusiasmen y quieran participar de las iniciativas que se gestarán en el marco de este programa. Como cuenta Aimé, existe un desconocimiento de las herramientas que CORFO les puede proporcionar y eso genera desconfianza entre los empresarios arroceros.
“Hemos hecho reuniones individuales y grupales, un encuentro en septiembre para que la gente conociera el programa y supiera lo que estamos haciendo. Invitamos a las empresas arroceras, también trajimos a asesores de Brasil que están vinculados con un convenio con Midagri”, cuenta Aimé.
En esta zona la incorporación de tecnologías ha sido muy lenta y predomina el sistema tradicional de cultivo que utiliza mucha agua, además del uso de una mayor cantidad de semillas por hectárea y el requerimiento de productos químicos.
El PTI (Programa Territorial Integrado) comenzó con una lista inicial de 33 participantes y en este tiempo de análisis, según Aimé, han visto que hay otros que también pueden incluirse por lo que han ingresado siete empresas más. “Eso no quiere decir que vamos a seguir incluyendo productores, sino que han sido personas que nos hemos dado cuenta que cumplen con ciertas características. Estamos conscientes que no podemos incluirlos a todos, pero la idea es ir haciendo un trabajo ordenado y planificado con los que están y cuando tengamos resultados sumar a más personas”, cuenta la gestora.
Junto a Aimé, trabaja Carolina Rodríguez, ejecutiva técnica del proyecto y esperan que en marzo del 2023 puedan comenzar con las primeras iniciativas enfocadas en temas de riego. Otros de los proyectos que esperan realizar son: compra de maquinaria, servicio de asesoría técnica, revestimiento de canales y desarrollo y mantenimiento de la infraestructura, entre otros.
Luego de todo el trabajo que están realizando, esperan que los productores puedan aumentar la productividad por hectárea, incorporen la siembra directa, así como también más infraestructura, equipamiento tecnológico y de riego.